Este fin de semana se ha celebrado en Sevilla la
octava edición del Evento Blog España (EBE) bajo el lema “Disrupción Global”.
¿Cómo será el futuro?
Como decía S.C. Lewis “El futuro es algo que cada
cual alcanza a un ritmo de sesenta minutos por hora, haga lo que haga y sea
quien sea”.
Sobre el futuro podemos hacer infinidad de
preguntas pero obtener muy pocas respuestas, aunque sí hacer predicciones más o
menos certeras.
Para intentar imaginar cómo será el mañana del
mundo laboral hay una realidad incuestionable de la que partir y es la
evolución que ha sufrido la sociedad.
No importa el nombre que utilicemos para referirnos
a ella (sociedad 2.0, de la información, del conocimiento, del talento, etc.)
sino las características que la definen.
Como la califica Bauman, estamos en una sociedad
líquida. Ya no vivimos en un mundo estanco ni sólido, sino en uno tan cambiante
como un líquido.
Los sólidos conservan su forma y permanecen en el
tiempo, sin embargo, los líquidos están en continua transformación, fluyen, se
filtran, son imprevisibles.
¿Cómo nos afecta a los profesionales vivir en una
sociedad líquida?
El concepto de puesto de trabajo tradicional tiene
su origen en el Taylorismo, método de organización del trabajo que partía de la
premisa de una comunidad estable, con pocos cambios y empleos para toda la
vida. Pero en estos momentos un empleo no equivale a seguridad y las carreras
profesionales están dejando der ser exclusivamente lineales ascendentes.
La diferencia que existe ahora entre el profesional
de factura y el profesional de nómina empieza a difuminarse y llegará un punto
en el que finalmente desaparezca.
El trabajador por cuenta propia no será el único
que preste servicios por proyectos, lo haremos todos. Sustituiremos el concepto
de puesto de trabajo por el de proyecto y el de empleador por el de cliente.
Este cambio nos confiere una gran autonomía y
libertad para trazar nuestro trayecto profesional. Las vidas laborales serán
cada vez más individualizadas.
No sé si alguien recordará una de las frases
míticas de Henry Ford: “¿Cómo es que cuando quiero un par de manos también me
traen un ser humano?”
El señor Ford no daría crédito al giro que han tomado las
cosas porque el valor más preciado de un profesional es y será su talento, su
cabeza y no sus brazos.
Para los que nos gusta asumir nuestros propios
retos y disfrutar de una parcela de independencia en la que desempeñar nuestras
funciones estamos de enhorabuena. Pero para las personas que prefieren entregar
las riendas de su vida al jefe o a la empresa y que sean estos los que tiren
del carro, me temo que no son buenas noticias.
Ser independientes no es tan fácil como pueda
parecer porque tiene consecuencias a las que aún no estamos acostumbrados. Me
refiero a un modelo de trabajo que ofrece muchas oportunidades pero también es
muy exigente con cada persona.
Los nuevos profesionales deben contemplar su futuro
como una evolución permanente. Lo importante es la actitud, las competencias
personales y el talento, el expediente académico tendrá cada vez menos valor.
¿Y por qué lo creo? Porque es muy difícil competir con un profesional que
sienta pasión por lo que hace, ya que es el que busca la excelencia.
Las empresas no pueden soportar el coste económico
de una estructura fija sobredimensionada, por lo que tenderán a quedarse con
una mínima estructura muy flexible que permita atraer a buenos profesionales
para proyectos concretos. Como una obra de teatro o una producción cinematográfica,
parte de ese gran equipo se disuelve cuando finaliza el proyecto para dedicarse
a otros igual de interesantes, si no más.
¿Pero cómo será exactamente el profesional del
siglo XXI?
Será un emprendedor de la vida, un e-lancer, un
knowmad.
El concepto de knowmad creado por John Moravec
combina los términos know (conocimiento) y nomad (nómada). Se refiere al nómada
del conocimiento y es el profesional que es valorado por su conocimiento
personal.
El knowmad no tiene una edad determinada,
cualquiera puede serlo siempre y cuando reúna una serie de características:
creatividad, innovación, colaboración, motivación, adaptación, flexibilidad,
etc.
Si quieres ser un knowmad debes saber que serás tú
quién construyas tu propia carrera profesional, estando en aprendizaje
permanente y experimentando constantemente. Necesitarás desaprender rápido y
crear redes para conectar ideas, personas y proyectos. Será crucial que seas
capaz de generar conocimiento horizontal.
La sociedad del talento en la que estamos inmersos
nos exige aprender rápido y de manera constante. En las redes sociales se produce un aprendizaje invisible, un
aprendizaje inesperado e informal entre pares.
La transferencia de conocimiento
no precisa tener un carácter informal, el conocimiento tácito se da en este
aprendizaje invisible para determinadas empresas e instituciones.
En un mundo donde hay tanta cantidad de información
y que gracias a la tecnología se difunde y se comparte muy rápidamente, los
ciclos de innovación son cada vez más cortos. La innovación de ayer es el
estándar de hoy y la obsolescencia del futuro.
Esto significa que debemos ser únicos,
insustituibles y aportar algo diferente. El valor reside ahora en filtrar,
traducir y seleccionar información para generar conocimiento y conectar saberes
y contextos.
Pero llegados a este punto nos encontramos con un
gran obstáculo. No nos han enseñado ni nos han educado para ser autónomos, para
asumir riesgos ni para diferenciarnos del resto. Nos han engañado, sí lees
bien, nos han engañado.
Desde que somos pequeños nos han educado y nos han
entrenado para ser mediocres. Nos han dicho que si somos mediocres, trabajamos
en empresas mediocres y no destacamos no tendremos problemas. Sin embargo,
ahora descubrimos que es mentira y lo peor de todo, después de iniciar la partida hace mucho
tiempo nos han cambiado las reglas del juego sin avisar.
A muchas empresas y directivos se les llena la boca
al proclamar a los cuatro vientos que lo que buscan son profesionales
creativos, innovadores, que cuestionen la forma de hacer las cosas para
ayudarles a cambiar, pero se trata de marketing, la gran mayoría continúa
buscando obediencia.
En las organizaciones se castiga al que intenta
hacer cosas diferentes, fomentar cambios y se equivoca, porque todos sabemos
que es imposible innovar y crear sin fracasos. No obstante, no se sanciona al
que no hace nada, al que no aporta valor, al que obedece sin cuestionar.
¿Qué incoherencia es esta?
Pues algo tan habitual que
hasta tiene un nombre, el síndrome de la amapola alta o de la alta exposición.
No te levantes ni sobresalgas o te cortarán. No hables si no te preguntan, no
trabajes más de la cuenta, no tomes la iniciativa, simplemente encaja sin
sobresalir.
¿Por qué admiramos a los profesionales que no
suponen una amenaza para nuestro estatus? Por la sencilla razón de que si los “profesionales
amapola alta” están cerca hacen sombra y además… ¿acaso no es mucho más bonito
un campo de amapolas de la misma altura, todo homogéneo que con flores diversas?
Todos somos únicos en algo pero nos han educado a
ser vulgares, nos han entrenado en el conformismo y nos han obligado a pasar
desapercibidos. Pues ha llegado el momento de romper con el pasado y olvidar
falsas creencias, llegó la hora de desaprender para aprender de nuevo.
La transición nunca se produce en línea recta pero
si eludimos nuestra responsabilidad no alcanzaremos el éxito, seguiremos siendo
anodinos.
Aunque no te muevas ¡entérate, el mundo sigue
girando! Así que aprovecha las oportunidades y construye tu propio futuro,
aunque te equivoques. Es preferible que diseñes tu propio camino a que te
limites a seguir la ruta que han marcado otros por ti. Porque no cambiar, no
empezar es mucho peor que equivocarse.
Ahora plantéate con cuántos campos de conocimiento
trabajas, cuál es tu red de influencia, qué alianzas tienes, con quién
colaboras y recuerda que cada interacción es una oportunidad para establecer
una conexión.
Rompe moldes, dibuja tu propio mapa, identifica y
desarrolla tu talento y tendrás un futuro laboral diferente, con mayor
incertidumbre pero mucho más divertido e interesante.
La única manera de
alcanzar el éxito será que tu talento te haga excepcional y todo ello depende
de ti, ¿a qué esperas?
“Si las pasiones y los sueños no
pudieran crear nuevos futuros, la vida sería un engaño”.
Henri Lenormand