¡Por fin es primavera!!!
No lo digo sólo porque estemos en el mes de abril, sino porque finalmente el sol y el calorcito han decidido acompañar a la estación del año que nos trae color y alegría tras una época algo tristona, caracterizada por el mal tiempo.
La primavera también nos trae a
los alérgicos ciertos problemas de salud, el cambio de hora hace que madrugar
para ir al trabajo sea un reto constante a la fuerza de voluntad durante la
primera semana y lo peor de todo, la primavera arrastra consigo la temida
astenia primaveral.
Así me siento yo, tal como define
la RAE el concepto de astenia:
“Falta o decaimiento de fuerzas caracterizado por apatía, fatiga física o ausencia de iniciativa.”
Pero en mi caso no se trata de astenia primaveral, sino de astenia anti-profesional.
“Falta o decaimiento de fuerzas caracterizado por apatía, fatiga física o ausencia de iniciativa.”
Pero en mi caso no se trata de astenia primaveral, sino de astenia anti-profesional.
Estoy agotada, exhausta por
tratar con demasiada frecuencia con “gente chufla” en el entorno laboral. Parece
que con tanta lluvia se han multiplicado como las setas y dicho con una
expresión más refinada, los “vendedores de humo”, las personas que se
caracterizan por su falta de rigor, profesionalidad, seriedad e incluso en
ocasiones de ética, están ganando terreno, o al menos eso me parece a mí porque
como ya he dicho, estoy cansadísima de estos “profesionales”.
Según dice mi madre, quien os aseguro que es la persona que mejor me conoce, siempre he tenido la inquietud por descubrir cosas nuevas y preguntar (a veces en exceso) para conocer todo aquello que despertaba mi curiosidad.
He de reconocer que a mis recién
estrenados 37 años esta característica se ha afianzado aún más en mi forma de
ser.
Me mueve la curiosidad, las ganas por explorar en cada ocasión y contexto y buscar el aprendizaje de cualquier experiencia cotidiana.
Me mueve la curiosidad, las ganas por explorar en cada ocasión y contexto y buscar el aprendizaje de cualquier experiencia cotidiana.
Imagino que por deformación profesional, me gusta analizar cómo funciona la gestión de personas en todos los sectores, cómo son las relaciones entre los distintos profesionales y procuro prestar toda mi atención a cada mínimo detalle.
Hace unos meses, mi encantadora
colega Rocío López Berrocal, Responsable de Selección y Formación en Cobre las Cruces, y algunos de sus compañeros, nos enseñaron a los miembros del Foro de Empresas EFR de Andalucía, con una dedicación y cariño impresionante, el
trabajo que se hace en la mina, así como la política de gestión de personas que
tienen implantada en la empresa. Fue una visita muy interesante y la recomiendo a
cualquiera que tenga la oportunidad de hacerla. Os dejo una foto de la corta de
la mina.
En este caso, esta organización
dedicada a la minería tiene una estrategia de RRHH donde se pone en valor la dimensión
humana del trabajador y por su política de conciliación está certificada como Empresa Familiarmente Responsable.
Supongo que después de conocer con
detalle el gran trabajo que realizan en materia de RRHH y responsabilidad
social en empresas como Cobre las Cruces, cuando acudo a otro sector para
seguir indagando e investigando sobre cómo se dirige e interactúa con las
personas, en especial en organizaciones o sectores que se les presupone la
innovación como principal valor, sufro unas decepciones enormes.
Esta acumulación de desencantos es lo que ha generado mi astenia anti-profesional.
Esta acumulación de desencantos es lo que ha generado mi astenia anti-profesional.
Hace unas semanas pude escuchar
la ponencia de una mujer emprendedora en el mundo del diseño y la moda, una empresaria
con una marca de moda de reconocido prestigio a nivel nacional.
Tuve la oportunidad de hablar con
ella tras su ponencia y le hice unas cuantas preguntas sobre su manera de
trabajar con colaboradores y su experiencia profesional en el ámbito de la
gestión de equipos.
Me cuesta mucho repetir las duras expresiones que utilizó para responder mis preguntas, pero sobre todo me cuesta transmitir la filosofía de pensamiento que las sustentaba.
Como ejemplo puedo compartir la siguiente frase que reproduzco textualmente:
Me cuesta mucho repetir las duras expresiones que utilizó para responder mis preguntas, pero sobre todo me cuesta transmitir la filosofía de pensamiento que las sustentaba.
Como ejemplo puedo compartir la siguiente frase que reproduzco textualmente:
“¿Sabes por qué se utiliza el término
empleados? Porque tienes que emplear a dos personas para que trabaje una”
Para todos aquellos quienes como yo siguen teniendo fe en las personas, sobran los comentarios al respecto,
¿verdad?
¿Y en el caso de las empresas
tecnológicas donde el profesional sigue siendo un recurso más, pero humano en
este caso?
Cada vez estoy más convencida de
que no es cuestión del sector, del tamaño de la organización, etc. Es el liderazgo,
la cultura corporativa y el comportamiento directivo el que hace que una organización
triunfe.
Sólo es posible conseguir el éxito empresarial poniendo el énfasis en el valor de las personas.
Sólo es posible conseguir el éxito empresarial poniendo el énfasis en el valor de las personas.
Se acabó el “súper jefe”, el que
todo lo sabe, el que cuando habla todo el mundo debe callar y obedecer. El que no
admite que se cuestione una decisión, el que no quiere oír comentarios ni
sugerencias de mejora porque... ¿quién va a saber más que él?
El prototipo de jefe que cree que una crítica jamás podrá ser constructiva y que la información reservada y compartimentada es la mejor comunicación interna que existe.
El prototipo de jefe que cree que una crítica jamás podrá ser constructiva y que la información reservada y compartimentada es la mejor comunicación interna que existe.
Es la era del líder que desde la
sombra alienta a sus colaboradores para que cada cual avance en la dirección
que personalmente más le favorece.
Es el momento del directivo que sabe escuchar, que se beneficia de la inteligencia colectiva de su equipo y el que elimina la mordaza de los trabajadores, para en su lugar asegurar que cada profesional pueda ser escuchado y aportar ideas.
Es el momento del directivo que sabe escuchar, que se beneficia de la inteligencia colectiva de su equipo y el que elimina la mordaza de los trabajadores, para en su lugar asegurar que cada profesional pueda ser escuchado y aportar ideas.
Puede resultar paradójico, pero
mi astenia anti-profesional no me deja sin ganas de hacer nada, sino de seguir
reivindicando que los profesionales son SERES HUMANOS, con necesidades, con diferencias,
con peculiaridades y que merecen recibir confianza, para poder esforzarse,
equivocarse, aprender, compartir y comprometerse.
Estoy cansada de “vendedores de
humo”, de “personas chufla”, de incompetentes que no hay explicación lógica que
justifique cómo llegaron a ser directivos y cobrar esos salarios…
Pero no pienso callarme y rendirme,
sino que estoy decidida a seguir reivindicando que no hay excusas para perpetuar
la falta de competencia, independientemente del puesto que ocupe la persona en
cuestión.
Llegó la hora de decir “NO” a
todos los trabajadores y directivos tóxicos, a la falta de profesionalidad y a
quien no sabe valorar lo que significa tener un puesto de trabajo en la
actualidad, por respeto a todos los desempleados que luchan por una oportunidad
laboral y por dignidad a merecer el sueldo que cada mes reciben.
¿Te sumas a luchar conmigo contra
la astenia anti-profesional?
Octavio Paz"Las masas humanas más peligrosas son aquellas en cuyas venas ha sido inyectado el veneno del miedo... del miedo al cambio"
Seguir a @sonia_rmuriel