Recuerdo un día de finales de
septiembre del año pasado.
Tras escuchar la radio mientras me duchaba y arreglaba
para ir al trabajo, consultar la prensa digital a primera hora de la mañana,
leer algunos tuits a lo largo del día y ver las noticias por la noche… ¡me
colapsé!!
Me saturé de malas noticias, de
negatividad, de desánimo…
Las conversaciones banales del
ascensor, la cola del supermercado o el médico estaban derivando del tiempo
meteorológico a la crisis y al paro. Incluso los carnavales de Cádiz se han
tenido que hacer eco de “Cómo está la cosa”.
Preguntar a alguien cómo le va
cuando le saludas en un entorno profesional, es con mucha probabilidad, lanzarte
de cabeza a un discurso de pesimismo, en algunas ocasiones de desesperación,
que incluye términos como recortes, despidos, EREs, pérdida de ventas, ajustes de
presupuestos y de plantilla, etc.
Ni las conversaciones familiares ni
las del grupo de amigos se libran de los mensajes negativos en algún momento de
las mismas…
¡No puedo más!
¡Qué angustia vital!!!
De acuerdo que el momento que
atravesamos es horrible, que la tasa de desempleo es alarmante, que los casos
de corrupción se han multiplicado por cien…
Que sí, que sí, que lo que dicen
los periódicos es verdad, pero… ¡qué pocas veces algo positivo es una noticia! ¡Qué
escasez de información que nos motive!
Os aseguro que si encuentro algún
medio digital que sólo publique noticias positivas o alegres, por pequeñas que
sean, me suscribiré sin pensarlo.
Harta de esta inmersión
pesimista y agorera hace varios meses decidí empezar cada día con una
sonrisa como filosofía de vida.
Esto no significa que mi mundo
sea perfecto, ni mucho menos. Tampoco evidencia que no tropiece muchas veces,
que me caiga y tenga que levantarme, que en ocasiones me sienta desanimada y que tenga
días durísimos en los que las sonrisas las pueda contar con los dedos de una
mano.
Sin embargo, sí simboliza que cada
día, por malo que se presente o por nefasto que haya sido el anterior, siempre
tengo algún motivo por el que sonreír y celebrar la vida.
En ese momento de agotamiento de
información desmoralizante decidí crear el hashtag en Twitter
#empiezoeldíaconunasonrisa y utilizarlo en el primer tuit que escribiera cada
mañana para dar los buenos días y sonreír por poder hacerlo.
Desde ese momento, he visto con
alegría que algunas personas se animan a utilizarlo y que cada vez son más a las
que les gusta compartir una sonrisa para empezar la jornada.
Como decía Charles Chaplin: “un
día sin sonrisa es un día perdido”.
No obstante, también noto una
cierta presión endogámica social que rechaza esta tendencia a compartir esfuerzo,
trabajo y una actitud positiva para superar nuestra situación actual.
Me refiero a la endogamia como
práctica social de rechazo a las ideas, actitudes y
valores ajenos a un grupo determinado.
La razón de ser de un sistema
endogámico es perpetuar la homogeneidad, mantenerse siempre igual como clave de
la unidad.
Tengo la sensación que a
determinadas personas lo que les interesa es seguir hablando sobre el estado
nocivo de nuestra sociedad, el incremento del paro, el incierto porvenir que
nos depara… Y que en lugar de intentar compartir un mensaje de ilusión,
prefieren mantener la endogamia del clima negativo.
Esta mañana he leído un artículo llamado
‘Posi-tuit-vismo’ que no me ha gustado, con todos mis respetos a Andrés Pérez Ortega, autor del artículo y un profesional al que admiro por su impresionante
trabajo entorno al concepto de marca personal.
Estoy de acuerdo en que hay mucho
gurú de la felicidad intentando sacar provecho en estos momentos, pero sí discrepo
en afirmaciones como las siguientes:
“Es difícil encontrar mensajes en
dospuntocerolandia que fomenten el esfuerzo, el trabajo, la responsabilidad o
la paciencia”.
“…la verdadera actitud positiva
es esperar lo mejor mientras te preparas para lo peor.”
Será que invierto mucho tiempo en
leer blogs y conversaciones en redes sociales (no lo niego) o que tengo suerte
y leo los más interesantes, pero no me he encontrado con frases, tuits o artículos
que se centren en la suerte de encontrar un empleo, mejorar la situación personal
o profesional o superar una situación complicada sin sacrificio y constancia.
¿Pero cuándo fueron excluyentes la ilusión y el optimismo con el esfuerzo y el
trabajo? Más bien al revés, motivado y alegre se trabaja mucho mejor y se
alcanzan mejores resultados.
La endogamia significa cerrarse
en exceso a otras ideas y maneras de pensar y trabajar. Contra la endogamia lo
mejor es luchar por el respeto y la tolerancia a la diversidad.
Me gustan las cinco ideas sobre
la diversidad que destaca Vicente G. Moreno en su post Endogamia…de organizaciones, inuits y sacerdotes.
1.- La diversidad asegura la
supervivencia.
2.- La diversidad facilita la adaptación a los
entornos.
3.- La diversidad permite el cambio y la
maximización de los resultados.
4.- La diversidad es enriquecedora y estimulante.
5.- La diversidad es la energía de la vida.
Como dice Eugenio de Andrés: “Hay
que sacudirse este negativismo en el que vivimos cuanto antes para poder salir
adelante”.
Así que para todos aquellos que
no queráis dejaros arrastrar por la ola de abatimiento que nos sobrevuela, os
recomiendo romper con la endogamia social negativa que os intentará atrapar en su red.
Es imprescindible asumir un nuevo
cambio de mentalidad, tener
una orientación de futuro, valorar la diversidad y adoptar
una actitud valiente hacia quienes quieran imponernos su derrotismo.
¿Y tú?
¿Te animas a empezar el
día con una sonrisa y reivindicar el optimismo?
“La vida es en su totalidad una gran broma cósmica. No es algo serio, tómala seriamente y la perderás. Compréndela únicamente a través de la risa”.
Osho
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