El divorcio emocional con la empresa


Soplan vientos de cambio en las empresas desde hace años y la cultura 2.0 ha llegado metiendo prisa.

Algunas organizaciones van alcanzando las primeras posiciones, otras se están preparando y esforzando por adaptarse al cambio cultural, innovar y mejorar. Pero lamentablemente también las hay que siguen obstinadas en construir barricadas, tapándose los ojos y los oídos mientras murmuran a modo de mantra: “ya pasará, ya pasará y todo volverá a ser como antes. Esto sólo es una moda”.

A estas últimas les está reforzando la crisis y la alta tasa de desempleo, porque es el contexto en el que mejor funciona ejercer la autoridad basándose en el miedo.

Pero todo pasa y todo llega, y aunque el horizonte se siga viendo oscuro, el mercado laboral acabará recuperándose, aparecerán otros modelos de trabajo y los profesionales podrán poner de nuevo en valor su talento y percibir una retribución adecuada a su carrera profesional.

 “Cuando soplan vientos de cambio, algunos levantan muros y otros construyen molinos”

 
Pero… ¿qué está ocurriendo mientras tanto?

Las empresas que realmente han entendido que su sostenibilidad y crecimiento depende de su valor más preciado: el capital humano y su talento, continúan apostando por la formación, la responsabilidad social, la conciliación y el salario emocional.

Entre las que estaban a medio camino hay dos casos:

1.      Las empresas que han decidido continuar de una manera tibia, a veces por la insistencia de los “locos de RRHH”, por “y si es verdad que al final esto es rentable”, “total, ya que hay trabajo hecho”…

2.       Las que no estaban muy convencidas y en cuanto han visto  las primeras olas han decidido volver  atrás corriendo, por si se avecina una tempestad que les pille en puerto seguro.

Por supuesto, no podemos olvidar a todas las empresas que siguen rigiéndose por un modelo taylorista o que consideran que un profesional es un recurso y por una mala casualidad, humano.
Las que eran y son escépticas acerca de una gestión de personas innovadora. Las mismas que consideran que una empresa es un negocio, un ente basado exclusivamente en la cuenta de resultados, no en las personas que conforman la compañía.

 
Por cierto, para estas compañías tengo malas noticias: una organización es una gran red social y las personas son nodos que están interconectados. Cuanto mejor sea la conexión entre ellas, mejor podrá funcionar en todos los sentidos, ¡hasta en el económico!!!!!
 

Estoy convencida de que los CEOs y directivos que trabajan en seguir innovando y mejorando la gestión de personas serán los que trabajen en empresas de éxito, si no lo están haciendo ya.

Para los CEOs y directivos que están en empresas de los últimos modelos que he mencionado… les deseo suerte porque la van a necesitar, pero sobre todo les deseo que analicen sus memes y se planteen seriamente ampliar las perspectivas y cuestionar la posibilidad de cambio.


Cada vez me encuentro con más personas que están en proceso de divorcio emocional o ya se han divorciado de su empresa.

¿Y tú? ¿Te estás distanciando emocionalmente de tu empresa? Admito que a mí me ha ocurrido en alguna ocasión, ¿a quién no?

 
El divorcio emocional de un profesional comparte muchos motivos con el divorcio de una relación de pareja: decepción o desenamoramiento, engaño, falta de compromiso por la otra parte, sentirse utilizado, percibir un trato inapropiado, etc.

Cualquiera que haya convivido con su pareja sabe que para que la relación perdure en el tiempo y merezca la pena, es necesario trabajar mucho en la misma. Hay que negociar, ceder, dialogar, respetar, apoyar, cuidar y querer al otro. No es ni fácil ni gratis que una pareja tenga una relación fuerte y estable, ¿por qué creemos que en la empresa sí lo es?

Puede que algunos piensen: “¿pero dónde va a ir este con la que está cayendo ahora?”,” ¿por qué tengo que cuidar yo a mi equipo? Ni que fuera su padre”, “al trabajo se viene a trabajar, no a hablar de la familia ni de los problemas” y un larguísimo etcétera.

 
Para aquellos que estéis atravesando una crisis emocional con vuestra organización, pensad que a veces es el momento perfecto para replantearse la situación, proponer un cambio, dialogar y aprovechar la oportunidad para salir fortalecidos de las crisis, es decir, motivados y comprometidos.
 
“El fracaso consiste en no persistir, en desanimarse después de un error, en no levantarse después de caer.”


A quienes habéis determinado que el divorcio ya no tiene vuelta atrás, recordad que el ser un zombie nunca es la solución. No importa como lo llaméis: absentismo presencial, estar de cuerpo presente y de mente ausente, despido interior… no os hará sentir mejor. Es imprescindible que os replanteéis cambiar de departamento o de empresa, pero sin duda alguna debéis trabajar en vuestra empleabilidad todo lo posible.
"Cuando quedas atrapado en la destrucción, debes abrir una puerta a la creación".

Y  a los que sois responsables de un equipo de personas o de gestionar una empresa por favor, no lo olvidéis nunca: "No vemos jamás las cosas tal cual son, las vemos tal cual somos".
Haced un esfuerzo por conversar con vuestro capital humano pero sobre todo por escuchar, porque nunca es tarde para emprender el camino y evitar un divorcio emocional de un profesional siempre es una inversión rentable.

Cuidar y preocuparse por las personas que trabajan contigo es sin lugar a dudas una relación de ganar-ganar.
 
“A veces cuesta mucho más eliminar un sólo defecto que adquirir cien virtudes”.

                                                                                                                                      Jean de la Bruyère