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MAJARETAS S.A.


Hay empresas que mienten, son despiadadas, narcisistas, ególatras, carecen de ética, sufren ataques de paranoia, en definitiva, son: MAJARETAS S.A.

¿Quién no ha sentido alguna vez que la empresa para la que trabaja ha perdido la cordura? No me refiero a algún directivo o algún compañero en particular, sino a la organización entera.
Desde que empecé a trabajar he conocido numerosas compañías, sobre todo en mi época de consultora y en más de una ocasión he pensado: ¡aquí se ha perdido la cabeza!
 
Recientemente he leído “Trabajando en una casa de locos” un divertido libro escrito por el orientador laboral alemán Martin Wehrle.

En el post de hoy traigo algunas reflexiones tras la lectura de estas disparatadas historias del día a día en una empresa cualquiera.

Toda organización tiene un lado bueno, un lado malo y un lado oscuro. El lado oscuro es un gran tabú, el lado malo es sobre el que se habla en la máquina del café o en la fiesta de Navidad, pero el lado bueno… ¡Ah, el lado bueno!!! Este es el único en el que se pone el esfuerzo para dejar ver fuera y comunicarlo a todo el mundo, mientras los otros dos lados son estratégicamente escondidos bajo la alfombra.

Si después de leer el post temes que tu empresa pueda carecer de buen juicio: ¡cuidado!!! La locura es más contagiosa de que lo que pueda parecer a simple vista.

La mayoría de los profesionales siente la relación con su organización como un vínculo emocional: amor, odio, compromiso, divorcio… pero nunca indiferencia. Quizá sea un buen momento para que reflexiones sobre qué vínculo emocional tienes con tu actual empresa.

Los nuevos trabajadores que se incorporan a MAJARETAS S.A. entran enamorados del proyecto, de la compañía, de las posibilidades que tiene su futuro profesional, en general sienten un gran amor por todas las bondades que se les ha vendido durante el proceso de selección, pero transcurrido un tiempo la demencia acaba llamando a su puerta y cuando ésta entra expulsa el amor que había.
 
“Cuando se colabora con un loco o se comentan sus manías, se cae en la locura.”
                                                                                              Antonio Gala

¿Cómo saber si estamos trabajando en una organización que está algo trastornada? Aquí tienes algunas de las características más comunes de MAJARETAS S.A.:

 
1.      Hipocresía: es una organización incoherente, desconoce qué significa predicar con el ejemplo y suele ser frecuente que haga lo contrario de lo que dice en sus mensajes corporativos. Tiene una doble moral, se apoya en una buena visión externa pero en cuanto se profundiza un poco se derrumba la fachada.

 
2.     Megalomanía y egocentrismo: la empresa en sí misma es lo más importante, por encima del mercado, de los clientes y por supuesto de su personal. Las ansias de notoriedad son mayores  que las de la excelencia interna y el compromiso del capital humano brilla por su destierro.
 

 
3.      Ausencia de profesionalidad: no se delega sino que se controla de manera enfermiza. Se endosan marrones o se dan taconazos al más puro estilo futbolístico a los problemas importantes, ¡que le caiga a otro, para eso tengo a tanta gente debajo en el organigrama! Abundan los incompetentes (sobre todo en puestos directivos) porque los buenos profesionales desertaron antes de caer presas del enloquecimiento organizativo.  

 
4.      Ausencia de confianza: se desconfía de todo y de todos, los controles se multiplican a medida que crece la organización. Lo más “sensato” es que todo pase por varios filtros. Cualquiera puede convertirse en un traidor, hay que sospechar de todo y de todos.

 
5.     No existe una gestión de personas: ¿empleados? ¿Quiénes son esos? ¡Ah! Un gran gasto a la que empresa está obligada cada mes. En MAJARETAS S.A. no resulta extraño que se haga llorar a los trabajadores, se les grite, se les avasalle, se les ningunee o se les utilice como chivo expiatorio.

 
6.    El talento se caracteriza por su ausencia: en este contexto demente el talento se comprime hasta volverse ínfimo o incluso desaparecer. Los expertos, los mejores, cuando se dan cuenta del lugar en el que han ingresado huyen de la locura lo más rápido posible. Los que se quedan atrapados han aprendido que para sobrevivir es mejor adaptarse a la demencia corporativa y por supuesto no sugerir cambios, mejoras ni hacer críticas, ¿la mejor opción? No abrir la boca.

 
7.      Pésima gestión económica: se recorta el gasto en tonterías o la inversión en aspectos importantes, con decisiones tomadas muy a la ligera. Se malgasta el dinero en cosas insustanciales, no se evalúa la repercusión económica que las medidas tendrán en el funcionamiento de la compañía. Puede estudiarse lo que ahorra la empresa, tal vez lo que gasta, pero nunca lo que pierde en aspectos tan relevantes como el talento, la reputación, los clientes, etc.

 
8.      No hay una estrategia bien definida y diseñada: ¿dónde está el foco? Allí, arriba, moviéndose tanto y hacia tantas direcciones que parece una bola de espejo de discoteca. Hay muchos documentos bonitos, redactados con palabras muy rimbombantes pero no son más que un trampantojo. Las personas que trabajan en MAJARETA S.A. con toda probabilidad desconocen lo que hace el departamento de al lado y nadie les ha comunicado cuál es la estrategia de la compañía y los objetivos reales que deben alcanzar.

 
9.    Elevada rotación de personal: las empresas majaretas tienen muy arraigada la cultura de la presencia por lo que cada año numerosas personas acaban huyendo en cuanto encuentran la salida hacia una organización donde los perros de presa del control y el horario se sustituyan por un mínimo grado de confianza.

 
10.   Alto índice de absentismo: pasar muchas horas al día en un ambiente laboral tóxico acaba afectando a tu salud física y especialmente psíquica. Abundan el estrés y los cuadros ansioso-depresivos en el mejor de los casos, pudiendo agravarse mucho más.

 
11.   Pasión/obsesión por las costumbres y la rutina: ¡vade retro, innovación!!! “De toda la vida aquí las cosas siempre se han hecho así”. ¿Te suena esta expresión? Es una frase lapidaria de todas las MAJARETAS S.A. No se cambia nada que vaya mal, por supuesto ni hablamos de lo que va bien…

 
¿Puede un directivo que ha perdido la cabeza esperar tener un equipo cuerdo, comprometido y motivado?
La respuesta es obvia, ¿no crees?

 

 

Si intentamos analizar una de estas compañías chifladas podríamos acabar preguntándonos, ¿nadie avisa a los directivos de que sus empresas están perdiendo el juicio?
Si fuera tan fácil… ¿Habéis intentado alguna vez convencer a una persona de algo sobre lo que se negaba a escuchar y conversar? Pues es exactamente lo mismo.

La imagen que tienen los directivos de MAJARETAS S.A. está absolutamente distorsionada hasta tal punto que cualquier parecido con la realidad es pura coincidencia, pero curiosamente “su realidad” sí es exacta a la percepción que ellos desean tener.

Los empleados tienen que sobrevivir en la organización, para lo que acaban aprendiendo que la “realidad” debe ser maquillada y disfrazada para que el jefe chiflado vea sólo lo que quiere ver, ni más, ni menos.

Estos jefes sin cordura no quieren conocer los problemas, sólo necesitan escuchar que todo está bajo control. Las verdades incómodas quedan prohibidas.

El jefe no tiene que acoplarse a la realidad, sino la realidad es la que debe adaptarse al jefe majareta.

No podemos olvidar que en la empresa en la que reina un loco, hay muchas personas tolerando esa locura y lo que es peor, contagiándose de ella.

La demencia empresarial se acaba extendiendo a la vida privada de los trabajadores, por lo que si no quieres quedar tú también tocado, la única opción que existe es buscar una nueva organización, pero es necesario que te prepares para tu salida. Has de trabajar en tu desarrollo interior, es posible que incluso tengas que reconectarte con sentimientos y valores que has arrinconado, algo así como hacer una “limpieza de Karma mental”.

Conócete a ti mismo para averiguar en qué tipo de organización serás más feliz trabajando y cuál puede ser una empresa que te haga perder el juicio a ti también. Porque una compañía de 400 personas cuenta con 400 percepciones distintas sobre la misma, cada trabajador tiene una imagen propia de su empresa, desde el prisma de sus valores personales y profesionales.

Construye una mejor relación con tus compañeros y jefes hasta que puedas marcharte, empieza la búsqueda de empleo activa hacia una organización sana y sobre todo, evita acabar en otra MAJARETA S.A. por huir con excesiva prisa.

La empresa que elijas para salir de la locura debe encajar contigo, debe hacerte sentir bien, de lo contrario estarás entrando en un camino sin retorno que te llevará al desastre laboral y posiblemente también personal.

 
Afortunadamente, las MAJARETAS S.A. en estado puro son casos muy  excepcionales, aunque sí hay muchas empresas que rozan el límite de la cordura, ¡ten cuidado!

 
“Los locos siempre están seguros de que están bien. Sólo las personas sanas están dispuestas a admitir que están locas.”

Nora Ephron
 




Internet de las personas y el ocaso de la empresa convencional


Es probable que resulte machacón hablar de la repercusión que la aparición del Internet de las personas ha tenido en todos los estratos de la sociedad. Sin embargo, cuando observo de cerca cómo siguen gestionando su capital humano numerosas empresas, estoy convencida de que la mayoría de directivos, CEOs y Consejos de Administración no se ha enterado de nada.

Así que…

Aviso para navegantes:
 
La web social es una tecnología disruptiva histórica de una relevancia tan grande como en su momento supuso la Revolución Industrial.

Las diferencias con este momento histórico que estamos viviendo no sólo están en la naturaleza del cambio sino también en su ritmo.
Hemos vivido los cambios más profundos de la historia de la humanidad en los últimos cincuenta años.

Las nuevas tecnologías han transformado nuestra manera de informarnos, aprender, pensar, entretenernos, relacionarnos, comunicarnos y por supuesto han revolucionado la naturaleza del trabajo.

Esta tecnología disruptiva histórica no ha penetrado en la cultura social existente, la ha cambiado para siempre.

Tras la aparición de la web social el mundo no ha vuelto a ser, ni será, el mismo.

Una consecuencia de la sociedad líquida en la que nos encontramos es que se ha producido una brecha, un gran desajuste entre los sistemas de educación y formación, las empresas y los profesionales del siglo XXI.

 
Los sistemas de educación públicos fueron diseñados para dar respuestas a las demandas de una sociedad industrial, donde se perseguía la estandarización, la linealidad y el conformismo. Pero la vida es orgánica y diversa, la educación y la formación deben capacitarnos para ser profesionales flexibles y adaptables, que ayudemos a las empresas a responder a un mercado en cambio permanente.

Las organizaciones también están vivas y cambian, se relacionan y caducan. Los directivos son los responsables de generar empresas que respondan a las necesidades del mercado y de sus profesionales, para que puedan sobrevivir.

Parece que todo el mundo se ha enterado de que estamos en un punto de inflexión, a excepción de una generación de directivos que se resiste con ahínco a abandonar su zona de comodidad ideológica.

"Los cubos de basura de la historia empresarial están llenos de restos de empresas, y de industrias enteras, que se resistieron al cambio." (Ken Robinson)

Las empresas han intentado durante demasiado tiempo ejercer un control sobre los trabajadores mediante la filtración de la información. Pero mala suerte, la web social les ha quitado el poder de la información.
Los profesionales  están extremadamente interconectados e informados de manera que ya no es posible controlar las relaciones laborales mediante la información. Supone una enorme dificultad esconder algo en la era de Internet.

La web social ha creado una cultura de conectividad. En un mundo hiperconectado por las nuevas tecnologías las estrategias de ocultación y engaño no tienen cabida en las empresas.

Las redes sociales están diseñadas con arquitecturas de información abiertas, que permiten compartir ideas y opiniones y que éstas sean tenidas en cuenta.
 
 
 

Los profesionales están exigiendo una gestión transparente, coherente con el contexto social en el que viven.

La transparencia no ha de confundirse con ser un libro abierto. La transparencia se traduce en evitar la mentira y la ocultación de información relevante y estratégica para los profesionales de la compañía.

Las empresas deben aprender a conversar, no saben escuchar, no se han visto obligadas a hacerlo antes. No han dado voz a sus trabajadores hasta ahora, ni siquiera les ha interesado escuchar lo que tenían que decirles, pero ya no pueden contar con profesionales con talento sin conversar con ellos y dejarles participar activamente en el desarrollo de la organización.

 
Vivimos guiados por unas ideas que ya no son válidas, ha llegado el momento de sacudírselas de encima para avanzar y dejar de juzgar las cosas desde la perspectiva de unos valores culturales de otra época. Como pronosticó el manifiesto Cluetrain, ha llegado el internet de las personas y el ocaso de la empresa convencional.

 
52. La paranoia mata la conversación. Esa es su meta. Pero la falta de una conversación abierta mata a las empresas.
 
El manifiesto Cluetrain: el ocaso de la empresa convencional
 
 



Algunas reflexiones sobre el futuro laboral


Este fin de semana se ha celebrado en Sevilla la octava edición del Evento Blog España (EBE) bajo el lema “Disrupción Global”.
Tras varios años asistiendo a EBE, en esta ocasión los RRHH se han abierto un pequeño hueco y he tenido la gran oportunidad de participar como ponente para hablar sobre el futuro del mundo profesional. En el post de hoy dejo un resumen de mi intervención #profesionalEBE.
 

¿Cómo será el futuro?
Como decía S.C. Lewis El futuro es algo que cada cual alcanza a un ritmo de sesenta minutos por hora, haga lo que haga y sea quien sea.
Sobre el futuro podemos hacer infinidad de preguntas pero obtener muy pocas respuestas, aunque sí hacer predicciones más o menos certeras.
Para intentar imaginar cómo será el mañana del mundo laboral hay una realidad incuestionable de la que partir y es la evolución que ha sufrido la sociedad.
No importa el nombre que utilicemos para referirnos a ella (sociedad 2.0, de la información, del conocimiento, del talento, etc.) sino las características que la definen.
Como la califica Bauman, estamos en una sociedad líquida. Ya no vivimos en un mundo estanco ni sólido, sino en uno tan cambiante como un líquido.
Los sólidos conservan su forma y permanecen en el tiempo, sin embargo, los líquidos están en continua transformación, fluyen, se filtran, son imprevisibles.

¿Cómo nos afecta a los profesionales vivir en una sociedad líquida?
El concepto de puesto de trabajo tradicional tiene su origen en el Taylorismo, método de organización del trabajo que partía de la premisa de una comunidad estable, con pocos cambios y empleos para toda la vida. Pero en estos momentos un empleo no equivale a seguridad y las carreras profesionales están dejando der ser exclusivamente lineales ascendentes.
La diferencia que existe ahora entre el profesional de factura y el profesional de nómina empieza a difuminarse y llegará un punto en el que finalmente desaparezca.
El trabajador por cuenta propia no será el único que preste servicios por proyectos, lo haremos todos. Sustituiremos el concepto de puesto de trabajo por el de proyecto y el de empleador por el de cliente.
Este cambio nos confiere una gran autonomía y libertad para trazar nuestro trayecto profesional. Las vidas laborales serán cada vez más individualizadas.
No sé si alguien recordará una de las frases míticas de Henry Ford: “¿Cómo es que cuando quiero un par de manos también me traen un ser humano?”
El señor Ford no daría crédito al giro que han tomado las cosas porque el valor más preciado de un profesional es y será su talento, su cabeza y no sus brazos.

Para los que nos gusta asumir nuestros propios retos y disfrutar de una parcela de independencia en la que desempeñar nuestras funciones estamos de enhorabuena. Pero para las personas que prefieren entregar las riendas de su vida al jefe o a la empresa y que sean estos los que tiren del carro, me temo que no son buenas noticias.
Ser independientes no es tan fácil como pueda parecer porque tiene consecuencias a las que aún no estamos acostumbrados. Me refiero a un modelo de trabajo que ofrece muchas oportunidades pero también es muy exigente con cada persona.
Los nuevos profesionales deben contemplar su futuro como una evolución permanente. Lo importante es la actitud, las competencias personales y el talento, el expediente académico tendrá cada vez menos valor. ¿Y por qué lo creo? Porque es muy difícil competir con un profesional que sienta pasión por lo que hace, ya que es el que busca la excelencia.
Las empresas no pueden soportar el coste económico de una estructura fija sobredimensionada, por lo que tenderán a quedarse con una mínima estructura muy flexible que permita atraer a buenos profesionales para proyectos concretos. Como una obra de teatro o una producción cinematográfica, parte de ese gran equipo se disuelve cuando finaliza el proyecto para dedicarse a otros igual de interesantes, si no más.

¿Pero cómo será exactamente el profesional del siglo XXI?
Será un emprendedor de la vida, un e-lancer, un knowmad.
El concepto de knowmad creado por John Moravec combina los términos know (conocimiento) y nomad (nómada). Se refiere al nómada del conocimiento y es el profesional que es valorado por su conocimiento personal.
El knowmad no tiene una edad determinada, cualquiera puede serlo siempre y cuando reúna una serie de características: creatividad, innovación, colaboración, motivación, adaptación, flexibilidad, etc.
Si quieres ser un knowmad debes saber que serás tú quién construyas tu propia carrera profesional, estando en aprendizaje permanente y experimentando constantemente. Necesitarás desaprender rápido y crear redes para conectar ideas, personas y proyectos. Será crucial que seas capaz de generar conocimiento horizontal.
La sociedad del talento en la que estamos inmersos nos exige aprender rápido y de manera constante. En las redes sociales  se produce un aprendizaje invisible, un aprendizaje inesperado e informal entre pares.
La transferencia de conocimiento no precisa tener un carácter informal, el conocimiento tácito se da en este aprendizaje invisible para determinadas empresas e instituciones.
 

En un mundo donde hay tanta cantidad de información y que gracias a la tecnología se difunde y se comparte muy rápidamente, los ciclos de innovación son cada vez más cortos. La innovación de ayer es el estándar de hoy y la obsolescencia del futuro.
Esto significa que debemos ser únicos, insustituibles y aportar algo diferente. El valor reside ahora en filtrar, traducir y seleccionar información para generar conocimiento y conectar saberes y contextos.
Pero llegados a este punto nos encontramos con un gran obstáculo. No nos han enseñado ni nos han educado para ser autónomos, para asumir riesgos ni para diferenciarnos del resto. Nos han engañado, sí lees bien, nos han engañado.
Desde que somos pequeños nos han educado y nos han entrenado para ser mediocres. Nos han dicho que si somos mediocres, trabajamos en empresas mediocres y no destacamos no tendremos problemas. Sin embargo, ahora descubrimos que es mentira y lo peor de todo,  después de iniciar la partida hace mucho tiempo nos han cambiado las reglas del juego sin avisar.
 

A muchas empresas y directivos se les llena la boca al proclamar a los cuatro vientos que lo que buscan son profesionales creativos, innovadores, que cuestionen la forma de hacer las cosas para ayudarles a cambiar, pero se trata de marketing, la gran mayoría continúa buscando obediencia.
En las organizaciones se castiga al que intenta hacer cosas diferentes, fomentar cambios y se equivoca, porque todos sabemos que es imposible innovar y crear sin fracasos. No obstante, no se sanciona al que no hace nada, al que no aporta valor, al que obedece sin cuestionar.

¿Qué incoherencia es esta?
Pues algo tan habitual que hasta tiene un nombre, el síndrome de la amapola alta o de la alta exposición. No te levantes ni sobresalgas o te cortarán. No hables si no te preguntan, no trabajes más de la cuenta, no tomes la iniciativa, simplemente encaja sin sobresalir.
¿Por qué admiramos a los profesionales que no suponen una amenaza para nuestro estatus? Por la sencilla razón de que si los “profesionales amapola alta” están cerca hacen sombra y además… ¿acaso no es mucho más bonito un campo de amapolas de la misma altura, todo homogéneo que con flores diversas?
Todos somos únicos en algo pero nos han educado a ser vulgares, nos han entrenado en el conformismo y nos han obligado a pasar desapercibidos. Pues ha llegado el momento de romper con el pasado y olvidar falsas creencias, llegó la hora de desaprender para aprender de nuevo.
La transición nunca se produce en línea recta pero si eludimos nuestra responsabilidad no alcanzaremos el éxito, seguiremos siendo anodinos.
 

Aunque no te muevas ¡entérate, el mundo sigue girando! Así que aprovecha las oportunidades y construye tu propio futuro, aunque te equivoques. Es preferible que diseñes tu propio camino a que te limites a seguir la ruta que han marcado otros por ti. Porque no cambiar, no empezar es mucho peor que equivocarse.
Ahora plantéate con cuántos campos de conocimiento trabajas, cuál es tu red de influencia, qué alianzas tienes, con quién colaboras y recuerda que cada interacción es una oportunidad para establecer una conexión.

Rompe moldes, dibuja tu propio mapa, identifica y desarrolla tu talento y tendrás un futuro laboral diferente, con mayor incertidumbre pero mucho más divertido e interesante.

La única manera de alcanzar el éxito será que tu talento te haga excepcional y todo ello depende de ti, ¿a qué esperas?


“Si las pasiones y los sueños no pudieran crear nuevos futuros, la vida sería un engaño”.  
                                                                                                                                             Henri Lenormand



 

Astenia anti-profesional


¡Por fin es primavera!!!

No lo digo sólo porque estemos en el mes de abril, sino porque finalmente el sol y el calorcito han decidido acompañar a la estación del año que nos  trae color y alegría tras una época algo tristona, caracterizada por el mal tiempo.
La primavera también nos trae a los alérgicos ciertos problemas de salud, el cambio de hora hace que madrugar para ir al trabajo sea un reto constante a la fuerza de voluntad durante la primera semana y lo peor de todo, la primavera arrastra consigo la temida astenia primaveral.
Así me siento yo, tal como define la RAE el concepto de astenia:
“Falta o decaimiento de fuerzas caracterizado por apatía, fatiga física o ausencia de iniciativa.”

Pero en mi caso no se trata de astenia primaveral, sino de astenia anti-profesional.
Estoy agotada, exhausta por tratar con demasiada frecuencia con “gente chufla” en el entorno laboral. Parece que con tanta lluvia se han multiplicado como las setas y dicho con una expresión más refinada, los “vendedores de humo”, las personas que se caracterizan por su falta de rigor, profesionalidad, seriedad e incluso en ocasiones de ética, están ganando terreno, o al menos eso me parece a mí porque como ya he dicho, estoy cansadísima de estos “profesionales”.
 


 
Desde este blog trato con frecuencia el tema de los directivos tóxicos, os adelanto que hoy no será una excepción.

Según dice mi madre, quien os aseguro que es la persona que mejor me conoce, siempre he tenido la inquietud por descubrir cosas nuevas y preguntar (a veces en exceso) para conocer todo aquello que despertaba mi curiosidad.
He de reconocer que a mis recién estrenados 37 años esta característica se ha afianzado aún más en mi forma de ser.
Me mueve la curiosidad, las ganas por explorar en cada ocasión y contexto y buscar el aprendizaje de cualquier experiencia cotidiana.

Imagino que por deformación profesional, me gusta analizar cómo funciona la gestión de personas en todos los sectores, cómo son las relaciones entre los distintos profesionales y procuro prestar toda mi atención a cada mínimo detalle.

Hace unos meses, mi encantadora colega Rocío López Berrocal, Responsable de Selección y Formación en Cobre las Cruces, y algunos de sus compañeros, nos enseñaron a los miembros del Foro de Empresas EFR de Andalucía, con una dedicación y cariño impresionante, el trabajo que se hace en la mina, así como la política de gestión de personas que tienen implantada en la empresa. Fue una visita muy interesante y la recomiendo a cualquiera que tenga la oportunidad de hacerla. Os dejo una foto de la corta de la mina.
 
En este caso, esta organización dedicada a la minería tiene una estrategia de RRHH donde se pone en valor la dimensión humana del trabajador y por su política de conciliación está certificada como Empresa Familiarmente Responsable.
Supongo que después de conocer con detalle el gran trabajo que realizan en materia de RRHH y responsabilidad social en empresas como Cobre las Cruces, cuando acudo a otro sector para seguir indagando e investigando sobre cómo se dirige e interactúa con las personas, en especial en organizaciones o sectores que se les presupone la innovación como principal valor, sufro unas decepciones enormes.
Esta acumulación de desencantos es lo que ha generado mi astenia anti-profesional.

Hace unas semanas pude escuchar la ponencia de una mujer emprendedora en el mundo del diseño y la moda, una empresaria con una marca de moda de reconocido prestigio a nivel nacional.
Tuve la oportunidad de hablar con ella tras su ponencia y le hice unas cuantas preguntas sobre su manera de trabajar con colaboradores y su experiencia profesional en el ámbito de la gestión de equipos.
Me cuesta mucho repetir las duras expresiones que utilizó para responder mis preguntas, pero sobre todo me cuesta transmitir la filosofía de pensamiento que las sustentaba.
Como ejemplo puedo compartir la siguiente frase que reproduzco textualmente:
 
“¿Sabes por qué se utiliza el término empleados? Porque tienes que emplear a dos personas para que trabaje una
 
 
Para todos aquellos quienes como yo siguen teniendo fe en las personas, sobran los comentarios al respecto, ¿verdad?

¿Y en el caso de las empresas tecnológicas donde el profesional sigue siendo un recurso más, pero humano en este caso?
Cada vez estoy más convencida de que no es cuestión del sector, del tamaño de la organización, etc. Es el liderazgo, la cultura corporativa y el comportamiento directivo el que hace que una organización triunfe.
Sólo es posible conseguir el éxito empresarial poniendo el énfasis en el valor de las personas.
 
Se acabó el “súper jefe”, el que todo lo sabe, el que cuando habla todo el mundo debe callar y obedecer. El que no admite que se cuestione una decisión, el que no quiere oír comentarios ni sugerencias de mejora porque... ¿quién va a saber más que él?
El prototipo de jefe que cree que una crítica jamás podrá ser constructiva y que la información reservada y compartimentada es la mejor comunicación interna que existe.


Es la era del líder que desde la sombra alienta a sus colaboradores para que cada cual avance en la dirección que personalmente más le favorece.
Es el momento del directivo que sabe escuchar, que se beneficia de la inteligencia colectiva de su equipo y el que elimina la mordaza de los trabajadores, para en su lugar asegurar que cada profesional pueda ser escuchado y aportar ideas.

Puede resultar paradójico, pero mi astenia anti-profesional no me deja sin ganas de hacer nada, sino de seguir reivindicando que los profesionales son SERES HUMANOS, con necesidades, con diferencias, con peculiaridades y que merecen recibir confianza, para poder esforzarse, equivocarse, aprender, compartir y comprometerse.

Estoy cansada de “vendedores de humo”, de “personas chufla”, de incompetentes que no hay explicación lógica que justifique cómo llegaron a ser directivos y cobrar esos salarios…

Pero no pienso callarme y rendirme, sino que estoy decidida a seguir reivindicando que no hay excusas para perpetuar la falta de competencia, independientemente del puesto que ocupe la persona en cuestión.

Llegó la hora de decir “NO” a todos los trabajadores y directivos tóxicos, a la falta de profesionalidad y a quien no sabe valorar lo que significa tener un puesto de trabajo en la actualidad, por respeto a todos los desempleados que luchan por una oportunidad laboral y por dignidad a merecer el sueldo que cada mes reciben.

¿Te sumas a luchar conmigo contra la astenia anti-profesional?

 


 
"Las masas humanas más peligrosas son aquellas en cuyas venas ha sido inyectado el veneno del miedo... del miedo al cambio"
                                                                                                                                                  Octavio Paz




La insoportable levedad de los RRHH...


Desde hace algunos meses estoy acostumbrándome a releer libros que leí cuando era una adolescente o demasiado joven para entenderlos bien.
El último que he tenido el placer de terminar ha sido la gran novela de Milan Kundera: La insoportable levedad del ser.
 

“La realidad es más que un sueño, mucho más que un sueño”.

Son muy numerosas las citas interesantes que se pueden destacar en este libro. La mayoría provocan una reflexión sobre diferentes aspectos de la vida, como el concepto de levedad en un sentido peyorativo.
De ahí el título de mi último post del año. Me empieza a resultar cada vez más insoportable la levedad con la que se cuestiona el área de RRHH, así como a las personas que conforman una empresa.

Se está restando importancia a la gestión de personas y se empiezan a tomar con ligereza las decisiones que afectan al capital humano que supuestamente tanto importa a cualquier CEO y empresa que se precie.

 
En el siglo XIX, la Revolución Industrial supuso la mecanización de tareas y las condiciones de trabajo se volvieron pobres, amenazando constantemente la vida del empleado, lo que comenzó a generar insatisfacción en la mano de obra.
Empezaron a aparecer los sindicatos para intentar mejorar estas condiciones laborales. Viendo las empresas el peligro que esto podía suponer, crearon los primeros Departamentos de Bienestar, antecesores del Departamento de Personal y posterior Dirección de RRHH.

Los Departamentos del Bienestar intentaban solucionar los problemas de vivienda, sanidad, educación, etc. de los trabajadores. No con una finalidad humana o por lo que hoy conocemos como responsabilidad social, sino para obtener la máxima producción con el menor coste posible. Era la época del modelo de Taylor que basaba su teoría en  las siguientes ideas:

-          Los trabajadores aplican la ley de mínimo esfuerzo

-          No necesitan pensar

-          No es beneficioso que trabajen en grupo

-          La única motivación es la retribución económica

-          Los empleados intentan tener la menor iniciativa posible

 
Teniendo en su génesis aquellos precarios Departamentos de Bienestar, tras la década de los 90 la gestión de personas empezó por fin a evolucionar para identificar la dimensión humana como valor de diferenciación y éxito de una organización.
Se tomó conciencia de la importancia de tener objetivos tanto de carácter económico como social en el mundo empresarial.

Los RRHH lentamente fueron considerándose un valor estratégico en las organizaciones. Se inició la inversión en atracción y retención de talento, en desarrollo de personas, en conciliación, en responsabilidad social interna, en igualdad y diversidad, en salario emocional, en compromiso, etc. Pero de  repente… llegó la archiconocida crisis económica mundial y arrasó con muchas direcciones de RRHH que se estaban construyendo con esta filosofía como un tsunami.

Hemos necesitado años para darnos cuenta de que no sólo es imprescindible tener en cuenta las necesidades fisiológicas del trabajador, sino también las necesidades psicosociales y cuando por fin empezábamos a avanzar y cuando más necesario se ha vuelto atender la dimensión psicosocial del profesional…

 
Muchas empresas utilizan la difícil situación económica actual para impulsar el camino de la involución.

 
¿Pero alguien como yo, que se define como una mujer optimista y vitalista y que da siempre los buenos días desde Twitter  con el hashtag #empiezoeldíaconunasonrisa va a terminar el año con un post con mensaje triste?

 
¡Por supuesto que no!

 
Para luchar contra este camino de involución hacia el que algunos se empeñan en empujarnos, para resistirnos a perder la dimensión humana del profesional que aporta valor a las organizaciones y para poder seguir evolucionando hacia una mejor gestión de personas, el pasado 14 de diciembre nació la iniciativa de #EnRHed.
 
Porque seguiremos trabajando no sólo en 2013, sino durante todo el tiempo que haga falta y porque somos muchos quienes no estamos dispuestos a dar un solo paso atrás, desde aquí os dejo un mensaje de esperanza y optimismo.

 

Los profesionales que nos dedicamos a trabajar por y para las personas ni hemos tirado la toalla, ni nos hemos dado por vencidos. Seguimos aquí, creciendo en número y haciéndonos cada vez más fuertes para luchar contra la insoportable levedad de los RRHH que algunos se esfuerzan inútilmente en transmitir.

 

Como diría un buen amigo mío: el año que viene más y mejor.

¡Felices fiestas!

 

“Las preguntas verdaderamente serias son aquéllas que pueden ser formuladas hasta por un niño. Sólo las preguntas más ingenuas son verdaderamente serias. Son preguntas que no tienen respuesta. Una pregunta que no tiene respuesta es una barrera que no puede atravesarse. Dicho de otro modo: precisamente las preguntas que no tienen respuesta son las que determinan las posibilidades del ser humano, son las que trazan las fronteras de la existencia del hombre.”


La insoportable levedad del ser, Milan Kundera